Al Centro Rayeante
Tu estás entre los cúmulos
Oro del cielo azul,
Los cúmulos radiantes
Del redondo horizonte desertado
Por el hombre embaucado,
Dios deseante y deseado;
Estas formas que llegan al cenit
Sobre el timón, adelantadas, y acompasan
El movimiento excelso lento,
Insigne cabeceo de una proa,
Cruzándose con su subir, con su bajar
Contra el sur, contra el sur,
Enhiesta, enhiesta como un pecho jadeante.
Tú vienes con mi norte hacia mi sur,
Tú vienes de mi este hasta mi oeste,
Tú me acompaña, crece único, y me guías
Entre los cuatro puntos inmortales,
Dejándome en su centro siempre y en mi centro
Que es tu centro.
Todo está dirijido*
A este tesoro palpitante,
Dios deseado y deseante,
De mi mina em que espera mi diamente;
A este rayeado movimiento
De entraña abierta (en su alma) con el sol
Del día, que te va pasando en éstasis*,
A la noche, en el trueque más gustoso
Conocido, de amor y de infinito.
Juan Ramón Jiménez
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